Soy Óscar Chávez, tengo 35 años. Me dedico a la ilustración, pero mi título profesional es Licenciado en Comunicaciones que es el término formal para referirse a un publicista. Trabajé 3 años en una agencia de publicidad cuando finalicé mis estudios hasta que me aburrí. Sin embargo, en ese lugar descubrí que existía el mundo de la ilustración publicitaria del que no tenía conocimiento previo. Cuando noté que existía ese “nicho”, comencé a investigar y hacer cosas para la misma agencia porque sentía que tenía las capacidades para poder hacerlo. La misma agencia resultó una especie de universidad para la ilustración porque comencé a diseñar ilustraciones para las campañas que me llegaban y siempre las aprobaron, les gustaban. El problema apareció al notar que no me pagaban extra por esta actividad, ya que consideraban que era parte de mi trabajo, pero normalmente si le pides a alguien externo que haga este trabajo le pagas un proveedor. Decidí renunciar a la agencia y me dediqué a la ilustración.
En este sentido, soy totalmente autodidacta, ni siquiera creo que sea tan buen dibujante. No estaba perfilado para estudiar Bellas Artes o algo similar en el colegio, sino que me gustaba dibujar para molestar a mis compañeros. Mientras trabajaba en la agencia noté cómo era la ilustración publicitaria y si veía algo, trataba de imitarlo para llegar a ese resultado. En general, mi forma de aprendizaje y de trabajo ha sido siempre más autodidacta, excepto publicidad que fue la carrera que estudié. Hace tiempo entré a una productora de animación y observando a mis compañeros, empecé a animar con el programa que utilizaban y aprendí.
Abandoné mi puesto en la agencia en el 2009; voy a cumplir casi 9 años de vida independiente como ilustrador. He tenido empleos fijos en oficinas sólo dos veces durante este tiempo. Hace 5 años llegué a una productora de animación a la que encargaron un cortometraje y me contactaron porque necesitaban directores de arte. El proyecto era lado, duraba un año aproximadamente y fue la primera vez que trabajé en oficina desde que me volví independiente. También estuve haciendo una tira cómica para la sección de deportes de La Cuarta. El horario era flexible, llegaba a la oficina los domingos a las 3 y me quedaba hasta las 7. Podía trabajar desde la casa, pero me gustaba ir porque estaban los compañeros y, en general, me aburría mientras estaba solo.
Por lo general, no trabajo en una sola cosa. Hay ocasiones en que hago una pega y al mismo tiempo tengo que entregar otra, entonces no sabía si escribir una vez la actividad en la bitácora o repetirla cuando la retomaba más tarde. Opté por describir poco y registrar rápido lo que hacía.
Me percaté en la bitácora que mucho de este tiempo llamado ocio estaba dedicado a mi hija, me desconectaba del trabajo cuando estábamos juntos. Por lo mismo, no lo registré. Al principio escribí que la iba a dejar al jardín y en ese trayecto me llamaron para ofrecerme una pega, entonces ese momento se volvió laboral.
Mis tiempos son súper estructurados pues voy a trabajar a la oficina de esta productora que mencioné. Cuando terminé el proyecto me ofrecieron seguir trabajando ahí, que siguiera usando el espacio porque nos llevábamos bien. Era parecido a tener compañeros de trabajo. El horario de trabajo de ellos parte a las 9 y termina a las 6, lo que me ayudó bastante a ordenar mi vida laboral. Cuando estaba en mi casa trabajaba hasta las 5 o 6 de la mañana, dormía y despertaba súper tarde. El nacimiento de mi hija colaboró con este proceso de estructuración. Ahora mi trabajo termina siempre a las 6 y a las 6.30 debo estar en el jardín para retirar a mi hija. Intento ser lo más productivo en esa ventana. Llevo trabajo para la casa cuando tengo que cumplir un plazo; si no terminé esa pega en la oficina, no me queda otra que seguir en mi casa. No alcancé a anotar en la bitácora porque justo pasó al terminar mi semana de registro, pero estuve trabajando en el storyboard que me encargaron durante los fines de semana, incluso pasé de largo una noche. Estas situaciones ocurrían a menudo hace un tiempo, pero ya no. Trato de no hacerlo porque quedo muerto, el cuerpo no resiste como antes. Quizás me acostumbré a dormir y levantarme temprano, ya que tengo que ir a dejar a mi hija a las 7.
Hace 10 años mi bitácora daría cuenta de varias transformaciones. Primero, no tenía una estructura de horarios. Cuando partí tenía más trabajo que en la actualidad, posiblemente por ser nuevo en el medio y porque manejaba un blog de humor que me mantenía súper activo en redes sociales. De esta forma, mi lado de autor hacía visible mi trabajo. Además, soy malo para venderme a las agencias, no ando con mi carpeta para mostrar mi trabajo, sino que más bien la gente me conoce por el boca a boca. En ese tiempo aceptaba todo lo que llegaba, entonces llegué a tener 3 turnos de trabajo: desde las 11 hasta las 2, después de las 2 a las 7 y finalmente desde las 7 hasta la noche. El desorden me permitía ir al cine en la tarde o simplemente salir, era más relajado. Antes de trabajar en la oficina, daba lo mismo si me juntaba con un amigo a almorzar y tomar unas cervezas, llegaba a la casa y si tenía que hacer algo dormía una siesta para seguir trabajando después. Ya no tengo esa flexibilidad e intento ser productivo para no llevar pega a la casa.
Siempre he tenido teléfono y he estado conectado a internet, son mis medios de comunicación. El uso de la tecnología no ha cambiado durante estos años, he mantenido los mismos elementos desde que partí. Cuando empecé a trabajar existían plataformas para enviar archivos de gran tamaño por correo electrónico, aunque en casos extremos se tenían que ir a dejar los discos externos. No obstante, todo funciona por internet actualmente, casi no me muevo de la casa. Mi relación con la tecnología se ha mantenido estática. Si bien soy súper digital, tampoco soy tan conectado. Por ejemplo, pierdo tiempo viendo Facebook, pero no genero contenidos, no soy partícipe. En mi Instagram soy un poco más activo porque empecé a hacer una tontera: publico efemérides todos los días con información sobre el nacimiento de personas conocidas o hechos que sucedieron. Pensé agregarles ilustraciones, pero significaba trabajo constante y más tiempo. Intento publicar 2 datos podría: ayer publiqué que Oscar Wilde fue juzgado y encarcelado por su homosexualidad, y que el ilustrador que hace las animaciones de Gorillaz nació en la misma fecha. Es una actividad sistemática que me entretiene y que creo que calificaría como ocio. Me gusta usar las redes sociales para mostrar mi trabajo o cosas complementarias que no tienen un fin laboral como chistes. Prefiero reflejar mi manera de ser en estas plataformas más que mostrar mi vida privada.
El trabajo tiene un lugar central en mi vida porque está mi hija. Si no trabajo no puedo dedicarle tiempo a ella. Cuando tengo poca pega o se atrasan con los pagos, me estreso mucho. Además, te percatas que la plata se va rapidísimo. El trabajo y mi hija son importantes, sólo que mi hija es el motor, el eje que articula al otro. Por el mismo motivo, intento ser cuadrado con las pegas, por ejemplo, no acepto trabajos que tomarán el fin de semana. Hay ocasiones que te contactan un viernes para entregar un trabajo el lunes siguiente, pero las rechazo. Pese a que antes las tomaba por asuntos económicos y me daba igual, el tiempo libre es importante para estar con mi hija. Mi trabajo dejó de ser un hobbie y una manera de obtener realización personal porque se transformó en mi fuente de ingresos. Me gusta la flexibilidad del talento que desarrollé para poder vivir y no depender de un jefe, sin embargo, tengo una mirada poco romántica: me parece un instrumento para generar dinero.
Tengo trabajos que se vinculan de forma más directa con mi dimensión creativa. Actualmente estoy en un proyecto de música infantil con unos amigos que se llama “Canciones de Marte” y que realizo solamente por amor al arte. Nos juntamos a componer y uno de mis amigos que es músico se encarga de grabar y de la producción musical. Ya que no soy músico, sino que soy bajista amateur, mi aporte musical se agota cuando bosquejamos una idea para componer. Después me desligo y trabajo sólo en el videoclip animado que hacemos para cada canción. Entonces mi rol consiste en ser animador y director de arte, Lilo, mi amigo músico, compone, y Andy hace las letras y se encarga del aspecto más comunicacional, publica en redes sociales. Mientras escribía la bitácora, lanzamos nuestro quinto tema en YouTube. Tuvimos un poco más de actividad como agrupación porque intentamos difundir y compartir el video con nuestros amigos, no se trata de una gran acción de marketing.
Sin embargo, establezco diferencias entre las pegas que me dan placer y las que no dentro de los mismos trabajos de agencia. Hace una semana tuve que crear un storyboard y me carga. En ese sentido, mi desempeño es súper instrumental, me interesa terminar y ganar rápido. Por otra parte, la gente de Flúor -productora de la oficina- está desarrollando un teaser de una serie de animación para un fondo CORFO que se ganaron. Ellos hacen las escaletas para los capítulos y yo realizo la dirección de arte de los personajes. Pese a que es harto trabajo, para mí es llenador porque la animación me gusta. A fin de cuentas, ambas actividades me generan plata, pero el diseño de personajes que cobrarán vida es un trabajo artístico de mi autoría. Puedo meter la cuchara con más facilidad en este tipo de trabajo que en publicidad, donde el cliente te entrega un boceto o una referencia del resultado que desea. De todas formas, me gustan los desafíos que solicitan las personas porque ayudan a nutrirme técnicamente, me ponen pies forzados para hacer cosas que no haría solo. En algún punto, opté por no casarme solamente con el estilo de la ilustración para abarcar la publicidad que es un proveedor más. Si bien no es un trabajo creativo, me ayuda en la parte técnica.
En general, tengo un estándar de calidad, aunque he entregado trabajos que no me gustan. Intento que los encargos no asusten porque imagino que si lo ve otro ilustrador no quiero que se pregunte: “¿Quién hizo esto?”. Mi postura está vinculada a aspectos técnicos y de ego; me interesa que un trabajo mal hecho no esté asociado a mí. Cuando pinto me fijo mucho en la luz, un elemento que, a partir de mis observaciones, no se considera en trabajos publicitarios. Si tengo varios elementos en una gráfica y la luz proviene desde un lado específico, hago que todos los elementos tengan una luz coherente a eso. Mis criterios son la coherencia y la estética. Sin embargo, hay un elemento que no estoy seguro si es un criterio porque es una sensación que proviene de la guata y te hace pensar: “Oh, está bien terminado” o “Está mal terminado”. También depende del tipo de ilustración, por ejemplo, se producen trabajos que tienen buenos detalles, pero son toscos. De todas formas, mi principal criterio es que me sienta orgulloso de lo que hice y de que guste a los demás. Pese a que no me guste la pega o la encuentre aburrida, si fuera el cliente que está pagando no me parecería que me entregaran una hueá, un mono feo. Tengo ese pudo de que finalmente estoy entregando mi firma.
No busco el reconocimiento de mis pares necesariamente, pero es rico cuando los ilustradores que admiras comentan que les gusta tu trabajo. Hice un grupo de amigos debido a la ilustración y a ellos les gusta mi trabajo, es una base que me da tranquilidad. Me encantaría ser más reconocido, pero no estoy en esa búsqueda. Los principales circuitos de validación de mi trabajo son la publicidad, que es lo que más hago, y la presencia de mis obras en la calle, en la televisión o en redes sociales. Son redes importantes porque permiten vender mi pega. Mi trabajo no es para exponer, no me imagino en una galería, más bien me interesa subir algo a redes sociales y que se comparta de manera masiva pues es para las masas finalmente. Por lo mismo, es entretenido hacer trabajos para marcas importantes. Mis redes sociales se transformaron en un portafolio/diario de vida; ahí subo mis creaciones y me explayo, es una vitrina de trabajo y una herramienta de venta. Lo único que no hago en este espacio virtual es opinar de la actualidad o de la contingencia, me carga usar las redes sociales para eso. Siempre me ha dado pudor y vergüenza que la gente opine por todo, ¿por qué tienen que hacerlo? Así que mejor guardo mis posturas.
El fracaso no lo he experimentado muchas veces. Me parece que cuando te enfocas en tu obra personal, te encuentras más con el fracaso, no obstante, nunca ha llegado a la fase del trabajo. Nunca he estado sin trabajar desde que comencé, he estado en una zona de confort bien grande. Hay ocasiones en que incluso me da lata porque siento que la comodidad me estanca. Actualmente el espacio donde puedo hallar la incertidumbre son las canciones que componemos con mis amigos, ya que es una obra personal que necesita la aprobación de la gente. Llevamos 5 canciones subidas a YouTube y todavía la repercusión es lenta, me gustaría que tuviéramos más. Sin embargo, sabemos que es un trabajo largo mientras no le dediquemos 100% de nuestro tiempo.
Vivir de la ilustración lo tomo como un éxito. Si dejara de ganar dinero me vería en la obligación de movilizarme para hacer otra cosa, reestructurarme o replantearme mi quehacer. La ilustración permite entrelazar un trabajo que me gusta con la plata. No hago millones, pero es una fuente laboral que permite una solvencia económica como a cualquier adulto. Lo único que no he hecho por mi estabilidad laboral es vivir en el extranjero, algo que quería hacer para tener nuevas experiencias y salir de esta burbuja. No lo hice porque sentía que me estaba yendo bien, así que decidí postergarlo y finalmente no lo hice. Ahora con mi hija es más difícil esa decisión. No me parece un sacrificio, sólo es un impulso romántico de querer moverse y conocer otras realidades.
En mi tiempo de ocio intento juntarme a tomar cerveza con mis amigos, en un bar o en la casa. Mis mejores amigos son el grupo con el que componemos canciones, tenemos una amistad de años, desde que somos niños. Siempre nos ha gustado hacer cosas creativas. Cuando estamos en el bar surgen ideas para los proyectos, ahí quedan todas las ideas. Al día siguiente hablamos por correo y aterrizamos lo que se nos ocurrió. No obstante, hay veces que descartamos ideas. Hace un tiempo están trabajando con Chilemonos porque se va a realizar un concurso de proyectos para Cartoon Network. Tenemos la idea de juntarnos para conversar y tirar ideas.
Los tiempos de ocio en que no imagino en un bar son aquellos cuando estoy en la casa sin hacer nada porque me ayuda a recargar las pilas. Me gusta no hacer nada porque suelo estar ocupado y poseo poco tiempo para mí. Considero que los aprovecho de esta forma. También está mi familia, que es mi hija y la veo todos los días. Aparte de ella, no comparto más tiempo con otras personas. Estamos separados con su mamá. Mi hermano vive en EE.UU., así que nos vemos casi nada, sólo chateamos. Mi hermana vive en Peñaflor con su esposo, tampoco nos visitamos mucho. Mi mamá era la persona más cercana, pero murió hace casi 2 años. Mi papá está fanático del parapente y ocupa su tiempo libre para hacer este deporte. El tiempo con mi familia es estar con la Celeste, que son 3 veces a la semana aproximadamente.
Usualmente los lugares de mis tiempos de ocio son casas, restoranes o bares. Al parecer somos un poco fomes con mis amigos, pero nos gusta reunirnos en casa porque podemos conversar. Los fines de semana no me interesa ir a una disco a bailar, prefiero sentarme a conversar con alguien, lo encuentro más llenador. Me desplazo entre estos lugares en bicicleta para escuchar música. Sin embargo, antes andaba harto en micro y lo extraño; recuerdo que dibujaba en el cuaderno o pensaba más cosas. Vivía en Maipú y estudiaba en Providencia, era bacán ese tiempo. Ahora los viajes son relativamente cortos y tienen un propósito más estructural. Últimamente escucho podcasts sobre astronomía cuando viajo porque soy un aficionado de la disciplina. Además, me sirve para pensar en el viaje porque la bicicleta me desconcentra mucho, no puedo pensar en otras cosas que no sean el cansancio. No suelo caminar pues los tramos cotidianos son cercanos para moverse en bicicleta, pero distantes para ir a pie. Sólo camino al supermercado. También tomo metro, aunque me subo y me bajo altiro. Ninguno de los trayectos me sirve para pensar proyectos.
El concepto ocio lo asocio al tiempo libre, a un momento de introspección, de sacar cuentas y consolidar. Es un periodo de tiempo en el que estoy solo y es totalmente agradable. Me desconecto de la rutina, descanso y pienso. Es un tiempo escaso y súper positivo. En mi círculo cercano también se percibe de esta manera, aunque creo que hay personas que lo asocian a algo negativo, a flojear. Para mí son tiempos de creación y dar vuelta a las cosas. De hecho, mis viajes en bicicleta, pese a que tienen esta dimensión instrumental, son ocio porque permiten expandir mis conocimientos, mis afinidades y mis intereses. Sin el ocio sería un esclavo de la pega. Por el contrario, las personas que lo aprecian como algo negativo consideran que no se hace nada productivo. En Chile el trabajo está asociado a la productividad y el no trabajo a la pérdida de tiempo.
La gente cercana tiene una percepción similar, piensan que el ocio es súper valioso. Tengo muchos amigos que son trabajadores independientes y coinciden con la idea de que los límites entre trabajo y ocio son difusos. Incluso en la oficina me pasa que tontear con mis compañeros es ocio/trabajo. A veces alguien encuentra un video y lo comentamos, o la hora de almuerzo se transforma en una hora de ocio.
El ocio es creación y no necesariamente ésta se vincula a mi trabajo. Por ejemplo, el proyecto para el concurso de Cartoon Network es ocio, más allá de que podría tener un fin laboral. En mis tiempos libres dibujo o pienso nuevas ideas, actividades que me impide hacer mi trabajo rutinario. No logro separar el ocio y mi pega; podría estar en el cine o de vacaciones y no me desconectaría completamente porque soy súper observador. Cuando veo una película me fijo más en la estructura del guion y el desarrollo, más que disfrutar la película sin pensar. Quizás soy medio fome, pero es interesante notar cómo resuelven la trama, por ejemplo.
Podría decir que me desconecto completamente cuando juego PlayStation porque no soy bueno y no tengo expectativas sobre mejorar. Sin embargo, en mi tiempo libre consumo cosas que me gustan y que influyen en mi quehacer. Hasta escuchando música o asisto a un concierto me fijo en los instrumentos, ya que toco el bajo. Nunca me desconecto de lo que algo me puede aportar.
La enfermedad es un obstáculo grande como trabajador independiente porque es difícil producir; es una inhabilidad que me genera estrés. No he tenido ninguna enfermedad grave, a lo más un resfrío que me tuvo un día en cama, pero aun así no puedo dejar de trabajar. Es un estorbo pues tengo que dibujar igual. Si estuviera en una pega estable posiblemente la enfermedad sería rico porque dejaría la licencia y me iría la casa, sin embargo, a mí me molesta, me enoja. Cuando murió mi mamá, una situación en la que podría pedir permiso en un trabajo normal, tenía una entrega y no pude parar de trabajar. Fui a ver a mi mamá, pero después volví a la casa para terminar el encargo. No tengo a quien delegarle mi trabajo ni tampoco puedo dejarlo porque hay responsabilidades que cumplir con los clientes. Cualquier situación que me dificulte trabajar me estresa.
Mi forma de trabajo es súper individual, así que no tendría un asistente. Si decido crear una empresa, una productora o un estudio de ilustración, necesitaría un asistente y daría lo mismo, pero nunca me ha gustado la idea de ser jefe. Me gusta la idea de mandarme solo, que nadie depende de mí y no dependen de nadie -entre comillas-. No me parece la formación de una empresa un sueño posible; lo más cercano sería la creación de un estudio de animación con mis amigos.
Tengo pocas vacaciones. No me canso tanto en el año porque hay épocas que casi no tengo trabajo, así que dedico ese tiempo a mis cosas o hacer nada. Por ejemplo, mi hija tuvo neumonía y el tiempo de trabajo que no tuve por dedicarme a su cuidado, lo veo como vacaciones, aunque no era descanso. Fue un mes de desconexión de la pega porque estaba preocupado, pero consideré que eran vacaciones por lo mismo. En ningún caso se trató de pérdida.
Los feriados intento no trabajar a menos que tenga que cumplir un deadline. El storyboard que mencioné antes lo hice durante Semana Santa a jornada completa, no fue el mejor fin de semana largo. Los feriados y las vacaciones son diferentes a las de las personas que trabajan de forma estable y cuentan con estos días siempre, ya que muchas veces tengo que trabajarlos. Por otra parte, puedo estar libre un lunes común y corriente, pero nadie más lo está. Además, soy maniático, no me gusta sentir que estoy sin hacer algo, me da miedo. Tomo vacaciones durante el año: dejo de trabajar dos días mientras el resto sigue su rutina. No me gustan los tumultos por lo que no voy a la playa o a otro lugar en verano. Ahora me desconectaré un poco porque vendrá mi hermano.
Ser padre transformó mi distribución de tiempo de ocio y trabajo. Nos separamos con la madre de Celeste antes de que naciera, lo que me hizo recordar la experiencia de mi mamá que también estaba separada de mi papá. Ella siempre se llevaba toda la carga, mientras que mi papá se mantenía al margen de la crianza. No me gustaba esa idea de la paternidad. Me decía a mí mismo que si algún día me volvía padre le dedicaría todo el tiempo que pudiese a mi hijo. Cuando nació mi hija me autopresioné con la idea de ser un buen papá; el primer año ocupé todo mi tiempo libre para estar con ella. Gracias a mi flexibilidad laboral, hubo días que no trabajé para cuidarla si se enfermaba. El trabajo por proyectos permite que tomes días libres porque nadie te exige algo, cada uno ve cómo distribuye sus tiempos. Mi rutina cambió mucho desde que nació Celeste, los tiempos que tenía para mí ya no existen pues ahora pertenecen a mi hija. Estar separados también es más desgastante, de hecho, tomé la decisión de hacerme una vasectomía porque si tuviera un hijo nuevamente sería con otra mujer, no la mamá de mi hija, así que tendría que dividir el tiempo libre entre dos familias y no me cae. Tampoco quiero ser papá una segunda vez.
En algún momento imagino que desearé descansar y vivir de mis ahorros, pero no detendré mis actividades creativas. Me proyecto haciendo cosas en el futuro ni siquiera para la gente, sino que para mí. No me imagino jubilando, menos ahora con mi papá que tiene 63 años y está súper activo con el parapente. Dejó su pega y comenzó a trabajar como administrador para la gente que tiene un negocio de parapentes. Él se quedó con su hobbie y me imagino que trabajará en ello hasta que muera, al igual que mi abuelo que fue joyero toda su vida. Yo me visualizo como ellos, son mis modelos a seguir. No sé qué hobbie adoptaré a esa edad porque mis intereses son súper cambiantes. En estos 10 años he pasado por 40 mil etapas diferentes, entonces no creo que haga lo mismo que ahora, pero seguramente será algo vinculado a la creación. Quizás me dedique a pintar o a hacer guiones para cómics o animaciones, me encantaría. Mi vida laboral a gran escala es tan difusa que no tengo certezas sobre cómo será mi vida de jubilado.
Me imagino trabajando siempre, no creo que me detenga, excepto si sufro algún accidente, quedo postrado o me da cáncer. Sin embargo, seguiría trabajando incluso en esas condiciones, no me echaría a morir. Además, los viejos son más felices cuando hacen cosas.